Por
la derecha perdí la izquierda. Si para ese tiempo hubiera sabido que mi abuelo
moriría al próximo año, abría prestado mayor atención a sus historias, él agotado por el paso de los años, con mente lúcida, hacía gala de su
tremendo carisma, elocuente y sincero, saco adelante a sus hijos bueno los que
puedo contar cuatro, tuvo coraje para enfrentarse a los primeros problemas en
su infancia.
Por
lo poco que se, fue un rebelde en cuestiones de política. Mostró su descontento
por los falsos políticos de su época. Criado en los tiempos de un tal Juan
Vicente Gómez, un bárbaro en las leyes. El abuelo mostraba su repudio por la
injusticia, aquel hombre que llego como gobernador de la mano de un tal
Cipriano Castro.
Resulta ser que Gómez y Castro con sólo
setenta hombres se hicieron con el poder del país, Cipriano como presidente
constitucional y Gómez como su gobernador, al parecer el presidente padecía de
una rara enfermedad del tracto urinario que lleva por nombre científico fistula
vesico-colonica o más simple la salida de gas por la uretra, en un intento por
operarse tuvo un parada del corazón y respiración conocida por los médicos como
cardiorrespiratorio, desistió de la operación, pero al poco tiempo se vio
obligado a viajar a la ciudad de Berlín en Alemania por cuestiones nuevamente
de salud tenía una enfermedad llamada nefrectomía dejo el poder en manos de su
compadre, su amigo y mejor compañero, el gobernador.
La
intervención fue exitosa se curó de aquella enfermedad, pero, Gómez en un telegrama
le advirtió que mejor no volviera a Venezuela, que él se haría cargo del país
de ahora en adelante, ósea un golpe de estado. Gracias a eso termino al mando
por un periodo muy breve, de veintisiete años.
Figúrense
que me contó que un día Pedro Estrada, el mismo
jefe de la seguridad del presidente Marcos Pérez Jiménez otro personaje
importante en la historia en Venezuela egreso como subteniente de la Academia
Militar con el promedio más alto, participo en el derrocamiento del gobierno democrático
de Isaías Medina Angarita, luego eligen a Rómulo Gallegos, al cabo de un tiempo
un movimiento liderado por Pérez Jiménez asume el control del país,
inmediatamente disolvió los partidos políticos Acción Democrática,
Confederación del Trabajadores de Venezuela (CTV). Hizo logros al país tan
grandes que en la actualidad son icono de su gobierno, recibió el Premio
Panamericano de Carreteras, llevo a Venezuela a ser un sueño, ya por esos
tiempo llego a estar al nivel de que los extranjeros hablaban del sueño
Venezolano y no del Americano, sus avances son innegables; autopistas, hoteles,
urbanizaciones, hospitales, escuelas, complejos turísticos, teleférico, incluso
el círculo militar, entre otros. Años después justificaría aquello de la
disolución de los partidos por televisión en una entrevista hecha en España,
con una frase que le sirve como soporte a sus decisiones, que reza “si mi
muerte contribuye a que se cesen los partidos, y se consolide la unión yo
bajare tranquilo al sepulcro”. Frase del majestuoso Simón Bolívar.
Aquel personaje presidencial gozo de
una reputación de dictador, hombre fuerte e intransigente, sus trabajos
forzosos fueron la bandera principal a las manifestaciones civiles, las
torturas y violación de todos los derechos eran la moda de aquel entonces, caer
preso era un problema más que evidente. Aquel hombre que desató la euforia en
las construcciones civiles, se convierte en la visión del país. Busco su
segundo periodo mediante el plebiscito que gana por mayoría, luego para las
fechas del veintitrés de enero del año 1958 recibiría un golpe de estado que lo
llevaría al exilio, termino sus últimos años en España, donde murió felizmente.
En fin el prefecto del pueblo
resultaría ser un hombre tirano y hizo valer la autoridad mediante la fuerza y
el terror, cierto día ese terrible personaje pasaría deambulando en una visita
por el pueblo de Ejido, la acera muy pequeña y tal era el caso para ese tiempo
que cuando un prefecto caminará por ella todos los demás tenían que andar por
la calle, mi abuelo orgulloso joven e imprudente siguió de terco por ese rumbo
sin bajarse de la acera, al encontrarse frente a frente, fue instado a bajarse
de ella para él poder pasar, resulto que no fue así, arrojando aquella pregunta
–¿Por
qué no se baja usted, mejor? –dijo en señal de reto.
Aquello
perturbo al hombre con gran poder político, eso era una ofensa terrible, de
inmediato empuño su látigo, lo miro fijamente mientras elevaba la mano para
azotarlo con todas sus fuerzas. Mi querido viejo muy hábil en el primero
espacio que tuvo al ver lo que se le aproximaba elevo sus brazos mil veces más
rápido en defensa cual boxeador y le dio un soberano izquierdazo en la cara a aquel
hombre, que caería de largo a largo fuera de la acera, esto basto para echarse
a correr y en un momento de desesperación salir del país, cual fugitivo cualquiera.
Aquel hombre tenía buenos amigos, se
puso en contacto con Pedro Estrada y le conto lo sucedido, fue cuando se inicio
la caza sobre el infortunado por haberle faltado el respeto, y haber ofendido a
la autoridad, al poco tiempo de aquello
el abuelo volvería a país. Pensando que todo aquello había sido
olvidado.
Pedro Estrada no lo olvidaba,
lograría apresarlo en su regreso, púes existía una demanda en su contra.
Juzgado
por el abuso a la LEY, fue llevado a trabajo forzoso dinamitando piedras. Él
tonto e inexperto en sus últimos días de condena cometió un gran error que le
cambiaría la vida todo por su imprudencia.
Una
piedra que estaba dinamitando voló en varios pedazos, uno de ellos producto de
la explosión no controlada termino cayéndole en su brazo izquierdo, realizando
un corte incisivo a su miembro, dejándolo manco de inmediato, fue tan rápido
que no le dio tiempo de sentir el impacto, resulto que su falta absurda y la
mala administración de la política terminaría cobrándole un precio injusto, aun
así con todo lo sucedido el gobierno tirano de Jiménez lo menos que hizo fue
liberarlo, pero no por haber sido incapacitado, ni por la desgracia vivida,
sino por el simple hecho de que ya terminaba su condena.
Al terminar de narrar la historia
tan impactante de su perdida, siempre tenía sus propias conclusiones que no entendía.
No es para menos, la diferencia de edad era abrumadora. Yo me mostraba cada vez
más torpe en sus reflexiones y recorría a el absurdo de decir: “otra vez la
misma historia abuelo”.
Hasta
que un día preste atención a dicho cuento y le realice una pregunta sobre algo
que me intrigaba pues el siempre daba por concluido su relato, diciendo todo
por culpa de la derecha política.
–¿Qué
es la derecha política, abuelo? –pregunte con sarcasmo.
Llevo
su mano hacia el bolsillo derecho de su liquiliqui saco chimo de penca que
abrió con toda la calma, para tomar un poco, luego lo depósito en su boca. Miro
al cielo y suspiro como si el alma se le fuera en ello.
–Los
que quieren acabar con este país y el mundo entero– insinuó con tristeza.
El abuelo había adquirido una serie
de habilidades que hacían de él un personaje historiador y osado.
Yo más enredado que nunca, no entendía
tal expresión “los que quieren acabar con...”, de lo que si estoy seguro era lo
enfurecido que se mostraba ante mi indiferencia. Aunque pensándolo bien su razón
tendría. Mis intrigas iban en aumento pero igual no entendía el porqué de lo
furioso, si para mí era una simple pregunta.
–Es
eso simplemente abuelo–dije con vos queda, encogí mis hombros en señal de duda–,
porqué no entiendo.
–No
querido nieto –exclamó. En ese momento tomo una bocanada de aire profundo y exhalo
del mismo modo– es más profundo de lo que parece. En la vida de nuestros
antepasados hay mucho sufrimiento acumulado que requiere la reflexión de esto
que te estoy hablando, por eso me muestro furioso, se que se te hará difícil
desvelar éste misterio, pero te digo algo…
–¿Qué,
abuelo? –interrumpí.
Nuestra
conversación empezó a tomar sentido. La noche producto de la ausencia del sol
termina siendo muy fría, aunque ese día no fue tanto. Yo daba un sorbo a mi
taza de guarapo de papelón bien caliente (bebida común de costumbre en el
pueblo), mientras me tumbaba en el suelo cerca del abuelo, que yacía en su
vieja silleta de cuero toda desgastada. Él seguía mascando su chimo de penca,
ese olor a tabaco y pasto seco. Pero yo estaba a la expectativa de cualquier
cosa que él dijera.
–No
hay solo la derecha, existen otras –miro en derredor, luego de un susurro como
si alguien nos estuviera vigilando, y prosiguió–, pero la derecha fue la que me
afecto y por la que hoy en día me encuentro en esta situación sin mi brazo izquierdo.
–
¿Existen otras? –pregunte eufórico.
Ladeo un poco su cabeza acto seguido
escupió un poco del liquido negro generado por el chimo, para poder seguir
hablando.
–Para
entender lo que te digo, debes estudiar, pero ten cuidado, porque la mayor
parte del tiempo el gobierno manipula la educación y modifican la historia
según ellos crean conveniente y terminan ocultándonos la realidad.
–Ósea
debo esperar a conocer un poco más de historia para poder entender, y lo que me
pides es que estudie, pero prácticamente por mi cuenta, ¿cuáles son esas otras
que existen a parte de la derecha?
Me
recline un poco para atrás en señal de sorpresa, se me olvido la taza de
guarapo que llevaba entre las manos, regué un poco sobre mi pierna izquierda,
en lo que enarque la cejas en señal de dolor, pero no grite para no perder el
ritmo de la conversación.
–Ya
llegara el momento querido nieto, te recomiendo que si vas a ir por este camino
tengas la mayor paciencia del mundo, la política es infinita y todo el mundo le
da su enfoque y, uno siempre termina enredado.
–Pero
tú ya la sabes, has vivido tanto que de seguro conoces la respuesta.
Apoyo
su mano derecha sobro el posa manos de la silleta para levantarse, hizo un
quejumbroso sonido, los huesos todos sonaron como si se le fueran a partir,
poso su mirada sobre mi fría y distante, en señal de inconformidad.
–No,
para nada, he vivido muchos años eso es innegable, –enderezo su cuerpo para
poder caminar, dio dos pasos y volvió a escupir– pero, no me fue posible
estudiar cómo debería haberlo hecho, fui altamente egoísta y solo pensé en mí, te
aseguro que tu si tendrás la oportunidad de hacerlo, además tienes lo que yo no
tuve “paciencia”, sino como me escuchas.
Esa conversación ayudaría en mi
formación, estaba abrumado por muchas cosas que pasaban a mi alrededor que me
hicieron aumentaron mis necesidades por definir conceptos, ahora con más
entusiasmo por la Política, con el tiempo cada acción se veía afectada por
la misma
en toda su esencia.
Mis
dudas ahora ¿cuáles eran esas otras aparte de la derecha? ¿Cómo estudiar por mi cuenta?, bueno aquel
reto me llenaría de mucha emoción, por ahora debía estudiar mucho.
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