martes, 28 de octubre de 2014

14 Dolor y muerte en la República

Mi rostro reflejaba el agotamiento por todos los eventos en los que había participado para esos días. Me embargó la preocupación ya que en las últimas dieciséis horas estuve ausente del cargo como presidente. El pueblo se viste de violencia cuando se les miente descaradamente. Nuestro proyecto filosófico moraba en mantener la promesa de mejorar el país. Mi familia apoyándome en mis andares de la vida ya vivía en la política. Cuando un miembro de la familia se hace político activo arrastra la vida de todos los demás.

–¿Cómo está el país? –pregunte con exaltación.
En medio de un pausa las miradas de todos se cruzaron, observé más de un ceño fruncido. Una fuerte corriente de aire golpeo mi rostro augurando pesares (dolor y muerte en la República).
El sonido de la puerta rompió el funesto silencio que abrazaba la habitación. Permiso, soy yo señor. Era la voz de Gregorio (gracias a sus avanzados conocimientos me ayudo en mi problema de salud). Adelante. Respondí con nerviosismo. Mi familia estaba sumergida en una especie de shock profundo. Al entrar sonrió levemente y elevo su cabeza para saludar a todos los presentes. Hola a todos dijo claramente. Gracias por salvarlo asintió mi mamá sin vacilación y fue acompañada por todos con un fuerte si doctor gracias por salvarlo.
–De nada. Me alegro que se encuentre entusiasmado señor –exclamó–, pero me temo que no he tenido mucho que ver con su recuperación. Cuénteme, ¿cómo se siente?
–Un poco mareado –respondí con voz queda.
–Bueno es normal por todo lo que ha estado viviendo estos últimos días. Debes descansar.
El doctor usaba bata blanca, gafas redondas y pequeñas como las de Gandhi, su cabello era corto de color gris, medía un metro setenta y cinco versado en diferentes idiomas estudio en el extranjero durante diez o doce años si mal no lo recuerdo, un genio en la medicina (el mejor de nuestro país). Ese día sobre su cuello pendía un estetoscopio y en sus manos había una tabla con ganchos y hojas. La tabla cubría un sobre amarillo que el doctor guardaba celosamente.
 –Debemos hablar señor es sobre sus resultados... si es en privado mejor  –su tono de voz era misterioso y su mirada se volvió enigmática.
–¿De qué se trata…? –Pregunté dubitativamente–. Sabes que no me gustan los misterios y sobre todo frente a mi familia.
–Discúlpeme señor lo sé.
Mi esposa me ayudo a acomodarme en el espaldar de la cama, coloco una almohada bajo mi columna, mis padres y tía estaban con ganas de salir de la habitación después de haber visto la cara del doctor con tanta seriedad que preferían esperar afuera. Mi hija intrépida no dejaba pasar una oportunidad para estar a mi lado e igual que mi hijo querían saberlo todo con sumo detalle.
–Sera mejor que salgamos –susurro Endrina a mi oído.
Lleve mi mirada hacia el doctor hice un ademan con mi mano para apoyarme sobre la cama y terminar de acomodarme e inmediatamente aborde la situación.
–Primero… –hice un ademan con mi mano y eleve mi dedo índice señalándolo–, deja de decirme señor.
–Si lo hago es por respeto ahora llevas la embestidura más grande del país.
–Papá… será mejor que salgamos –expresó mi hijo.
–¡No! Prefiero que oigan todos lo que él tenga que decirme así no tendré que repetirlo más adelante.
–Señor presidente… –haciendo una pausa frunció los labios, giro su cabeza levemente, miro de reojo a toda mi familia y por último a mi– Lo han envenenado –enarco las cejas en un gesto de asombro y suspiro. Sus ojos se posaron firmes sobre el historial médico que yacía sobre la tabla.
–¿Qué? –gritaron todos al unisonó.
Mi esposa tomo mi mano y la apretó fuertemente, mis hijos soltaron un grito ahogado, mi madre empezó a toser constantemente, se llevo su pañuelo a la boca. Mi papá pronto reacciono y empezó a ayudarla.
– Señora se siente bien –El doctor giro para ayudar a mi mamá–. Señora cálmese no se preocupe, por ahora la vida de su hijo no corre peligro.
–¿Cómo es eso doctor? –pregunto mi papá.
–Bueno que el señor presidente no corre peligro. Aunque lamento decirles que ha recibido un coctel de venenos suficientes como para haberle matado.
Mi papá daba leves palmadas sobre la espalda en forma de consuelo a mi mamá. Poco a poco fue cesando la tos de ella.
–Y… ¿por qué aun sigo con vida doctor? –interrumpí.
–Al parecer por su sangre recorre una especie de virus moderno que se adapta a su organismo rápidamente y lo está haciendo inmune.
–Doctor están experimentado con mi hijo. –Inquirió mi mamá–. Y, ¿cómo ha pasado?

Mi tía tenía la mirada fija y ceñuda, soltó un grito ahogado en señal de sorpresa fue como si recordara algo que le atormentaba en el silencio. Sé que estaba analizando toda la situación pacientemente. Desde un rincón de la habitación clavo su mirada sobre mis ojos diciéndome tenemos que hablar. Un frio recorrió todo mi cuerpo y me distraje por cierto momento.

–Es posible que alguien cercano a ustedes lo haya envenenado, por lo general siempre es así. Así que como ya he dicho antes se desconoce con qué clase de virus estamos tratando.
–Doctor está seguro de lo dice –inquirió mi tía –. Por lo que puedo deducir su salud está intacta y debemos dar gracias a que ese fulano virus mora en su sangre.
–Sí exacto y no cabe la menor duda de su salud –se giro nuevamente pero ahora buscando el rostro de mi tía–. Aunque aún seguimos haciendo pruebas.
–En fin, sobrino –se dirigió a mí con voz autoritaria–, tu salud ahora no es un problema primordial. –Volteo hacia el doctor–. Usted doctor debe hacer todo lo posible para saber con qué estamos tratando ya del resto se encargara Francisco.

Mi familia estaba conmocionada por lo que decía el doctor. Mi hija tenía la mirada vidriosa y se mostraba angustiada. Mi hijo no paraba de decir por qué, por qué una y otra vez. A mi esposa solo le quedaba aguadar pacientemente y su mirada de consuelo me indicaba su preocupación.

–Pero en todo caso mi hijo se encuentra bien doctor –argullo mi madre.
–Diría que su salud está mejorando. Su cuerpo genéticamente esta perfecto –hizo una pausa. Su voz se volvió misteriosa–. Mis colegas y yo estamos estudiando el caso y no podemos predecir cuales serán los efectos secundarios que es lo preocupante. Aunque ahora mismo los efectos son favorables cien por cien.
–¡Soy inmune! –grite con sorpresa.
–Vida no te lo puedes tomar a la ligera puede ser peligroso.
–Exacto. Como dice la primera dama señor no podemos tomarlo a la ligera debemos hacer todos los estudios que sean necesario para poder evaluar la situación y saber que le esta pasado a su cuerpo.
–Está bien lo entiendo y no es que menos precio su trabajo doctor, pero me interesa saber otra cosa, ¿cómo está mi pueblo?

Para mi sorpresa una nueva corriente de aire se asomo por mi venta golpeando mi rostro.

–Es que nadie me va a decir…–reclamé con autoridad– ¿qué pasa en el país?
–Hijo… –mi mamá se acerco a la cama y me miro fijamente– El país está gobernado por la anarquía. En tu ausencia estas últimas horas el pueblo demanda tu presencia y exigen una explicación. Las distintas cadenas televisivas  y redes sociales especulan sobre tu supuesta muerte.
–Era de esperar –refunfuñe–. ¿Dónde está Cayo y Beremis?

La situación se torno más complicada para mi, aun no lograba reponerme del todo, mis sentidos me traicionaban tenía jaqueca y ganas de vomitar.

–Vida… –dijo con voz rota– Cayo no aparece, se presumen que lo han secuestrado.
–¿Qué…? –Di un respingo–. Santo cielos. Y la seguridad que tenía.
–Mataron a su jefe de seguridad y los otros dos que lo acompañaban están gravemente heridos en el hospital se debaten entre la vida y la muerte.
–Esa es una terrible noticia. ¿Y qué están haciendo por Cayo?
–Beremis está a cargo de las operaciones y ya viene en camino él te dará detalles.
–Gregorio te agradecería si me dejas hablar a solas con mi familia hay cosas que deben hacer. La situación se está volviendo complicada.
–Señor –Interrumpió–, traigo un sobre que me gustaría que lo leyera es importante y tiene que ver con su salud.
–Déjalo sobre la mesa ya luego lo leeré.
–Señor disculpe es urgente –insistió.
–Te entiendo… ya le daré una ojeada en su momento por ahora déjame a solas con mi familia. Avisa a Francisco que cuando llegue Beremis que pasé directamente a hablar conmigo.

 Hice un ademan con mi mano apuntando una mesa que yacía a mi lado derecho de la cama en señal de que depositara el sobre ahí. Él se dirigió con el sobre y lo dejo donde le había indicado me hizo una señal con su mirada tratando de decirme que era urgente. Ignore la señal que me hacía con sus ojos en referencia a los documentos, estaba concentrado en lo que pasaba a mí alrededor a tal punto que mi vida paso a segundo plano. Se dirigió a la puerta. Se despidió de todos y salió con sumo cuidado al cerrar la puerta dejo tras él un signo de interrogación en el ambiente. Una vez retirado, mire a mi familia y decidí ponerme al tanto de la situación para hacer frente a mis funciones. Endrina poso su mano sobre mi cabeza y a continuación la acaricio suavemente, mis hijos se acercaban para prestar atención. Solicite que continuaran con la situación del país. Inmediatamente mi tía interrumpió dándome una crónica sobre la situación:

 –Hoy desde tu salida de la Asamblea el pueblo se vio sumergido en la duda y la intolerancia. El presidente de la Asamblea con ayuda de funcionarios policiales logró poner orden en el salón. Beremis estuvo al frente de nuestra seguridad y la del país, al poco tiempo de tu partida nos sacó a nosotros aunque ya había imperado el desorden que se adueño de cada rincón de Venezuela. Los medios de comunicación y las redes sociales como ya te han dicho anunciaban tu muerte o mejor dicho suponiéndola, todo eso solo logro alterar al pueblo. Los primero gritos de dolor fueron cuando en brazos de una madre joven que seguía nuestro proyecto vio morir a su hija de un balazo en la cabeza, eso fue el detonante para todos.
Justo en ese momento el plan Valquiria que ya estaba activo y con ayuda de los drones (Vuelos aéreos no tripulados) de caza y captura sobrevolaron la zona cero en busca y reconocimiento de todo aquel que portara armas de cualquier tipo, se pudo controlar la situación. Gracias a ese grupo de drones también capturamos al responsable del disparo y está en custodia de la seguridad nacional.  Lamentamos la pérdida de esa madre.
Ahora bien en el resto del país hay focos de pequeños grupos que están activos y pendientes a la espera de una declaración, demandan justicia y gritan a todo pulmón que quieren verte eso será lo único que los calme. Nuestros operativos infiltrados en los estado Mérida, San Cristóbal, Trujillo, Barquisimeto, Barinas, Puerto la Cruz y Zulia han dicho que la situación allá es delicada pero a un nivel cuatro. Con respecto a los demás estados el ejército tuvo que salir a las calles y poner control con ayuda de la inteligencia y gracias a tu filosofía de la no violencia y el aporte en materiales anti motín de última generación no tenemos heridos hasta los momentos. Pero nadie se piensa retirar a sus casas hasta verte. Beremis trae mayores detalles de la situación, él ha estado al frente de todo como dijiste que haría. Por nuestra parte no queremos estorbar para nada.
–Siento que tenga que pasar por todo esto pero nuestro país necesita de nuestra guía de nuestro apoyo de nuestra familia. Juntos podemos hacerlo.
–Lo sabemos sobrino. Ya pronto daremos con la ubicación de Cayo.
–Y su esposa e hija–pregunte torpemente.
–Bueno en vista de todo lo que ha ocurrido hice que las trasladaran aquí al palacio.
–Que bueno. Ya pronto hablare con ellas.
–No te preocupes por ellas ahora lo primordial es calmar al país.

Todos estaban estupefactos con la actuación de mi tía y sobre todo la habilidad que tenia para manejar los términos de seguridad pues para ellos era una sorpresa aunque la verdad es que ella fue la fundadora del plan Valquiria conjuntamente con Cayo y Beremis conocía todo mejor que cualquiera y sabia como actuar con sutileza aunque su edad era avanzada su mente era brillante para la toma de decisiones.
Una vez hubo terminado su intervención me notifico que los ajustes para el plan estaban sobre el nivel optimo de seguridad y que los arreglos para realizar mi toma de posesión ya seguían en marcha eso sería lo que le devolvería la calma al pueblo. Y tenía que hacerlo lo antes posible, no podía esperar más o las consecuencias serían catastróficas.


Beremis había llegado e inmediatamente se me notifico de su regreso. Fue trasladado con total urgencia a mi habitación con paso apresurado se dirigió a nuestro encuentro. Nuestras decisiones ayudarían al país en esta crisis tan inesperada.  

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