jueves, 9 de octubre de 2014

12 Cuando ella llego a mi vida

Mi vida cambio sin darme cuenta, aunque todo comenzó a tener sentido cuando ella llego a mi vida, esa bella mujer una joven niña risueña blanca de maravillosas pecas, ojos redondos de color miel, cabello ondulado que dejaba caer en cascada sobre sus hombros, una mirada tierna y cautivadora, sus labios provocativos me atraparon en el abismo infinito del amor.

Esa mujer sacó lo mejor de mí pese a nuestras situaciones económicas. Veníamos de familias humildes y honestas. Le gustaba la poesía y entre cartas y conversaciones fue como la cautive.
Ese mismo día temprano por la mañana acabando de llegar a clases y por su puesto yo no había entrado. Ella no tenía clase, su maestra no había llegado.
Nos vimos pronto paseando por los alrededores del liceo jugando entre miradas coquetas y dulces halagos, agarrados de la mano con los dedos entrelazados como un puñado de cruces unas sobre otras, mis ojos danzaban al ritmo del contoneo de sus caderas, la magia de su cabello cayendo sobre su rostro cubriendo levemente su ojo derecho.
En principio la conversación giro en torno a que yo debía entrar a clases, según ella qué futuro me estaba forjando, pero mientras más ahondábamos en el tema, sus palabras iban perdiendo sentido lógico ya Cayo Mario y mi familia se habían dedicado a decírmelo una y otra vez. Endrina Foldón era el motivo que buscaba. –Debes luchar por algo y tener una meta  –dijo con mira perniciosa–, o ¿no quieres tener una vida a mi lado?, acepta los compromisos, debes ser responsable en lo que hagas. Sus pasos se hacían cada vez más lentos y firmes al mismo tiempo que posaba su mirado sobre mis ojos. Llegamos a nuestro rincón favorito un poco apartado del liceo no tanto como para perderlo de vista. Había un escalón que nos sirvió de compañero era lo suficientemente cómodo para estar a gusto por largo rato y, maravillosamente pequeño para estar lo más junto posible. Rodee su hombro con mi brazo, la acerque a mi corazón y deliraba bajo el éxtasis de su maravilloso olor. Nuestros labios se tropezaron de forma ingenua y el tiempo se detenía literalmente.
Si es cierto que ambos éramos de familias humildes debo reconocer que era muy madura para su época, más que yo. Estaba clara en que quería y como debíamos llegar a ello, sus necesidades pasaron pronto a ser mis metas. Asimismo entendí que la mujer hace al hombre.
         Las clases no revestían mayor importancia para mí eso hacía que no me esforzara pero, si tenía claro que debía cumplir con un promedio para ser apto en la sociedad. Dedique gran parte de mi tiempo a enamorar a esa bella dama (no hice, ni hago más nada que pensar en ella).
Hasta esos momentos solo nos veíamos a escondidas. Aun con mi corta experiencia entendía la responsabilidad que lleva el noviazgo. Quería verla, estar a su lado, disfrutar de su compañía, eso era lo único que me importaba.
         –Tienes que hablar con mi mamá –soltó ella.
Eso lo cambio todo. Ese día marcó nuestros destinos. Vivir al lado de una mujer no es fácil pero en cierto modo tampoco es difícil, carecía de metas y proyectos hasta que ella llego. Así que, por qué no hacerlo.
–Es muy apresurado ¿no lo crees? –pregunté encogido de hombros, estaba muy nervioso.
         Al sonido de mis palabras y su mirada suspicaz se dibujaba sobre su rostro una ligera y cautivadora sonrisa capaz de manipular a cualquiera. La realidad es la siguiente: cuando uno está enamorado lo último que hace es pensar, en mi caso porque ella sí que sabía lo que quería e imaginaba por así decirlo, de tal manera que tenía su plan de vida.
–Así podremos vernos sin tener que ocultarnos –nuevamente la sonrisa ahora un poco más erótica que de costumbre, la mirada ceñuda que dejaba entrever la seguridad de sus palabras.
         –Bueno… ¿Cuándo? –exclamé con tono dubitativo.
         –Hoy mismo. Ya le dije a mi mamá que tú subirás a hablar con ella.
No era de extrañar definitivamente todo estaba listo para dar el siguiente paso en nuestras vidas. Todo estaba fríamente calculado.
Esa tarde todo debía salir bien. Una vez en casa me esmeré buscando la mejor ropa que tuviera a mano y parado frente al espejo estaba me vi repitiendo –hola soy Arlequín –una y otra vez, susurrándole en cierto modo al espejo se podría decir que actuando como un loco.
Una vez acicalado y listo me dispuse a caminar hacia la morada de mis sueños todo fue perfecto al principio pero a medida que avanzaba mis fuerzas me abandonaban, (experimente el concepto del miedo) las piernas me temblaban como gelatina el corazón me palpitaba tan fuerte que sentía que se me iba a salir del pecho. Me llene de valor para atreverme a tocar su puerta y una vez hecho. Apareció la más bella imagen que alguien pueda imaginar su alegría al verme era evidente. Ahí estaba yo bajo el dintel de su puerta. Se cruzaron nuestras miradas.
–Hola vida… –Hizo un ademan con la mano derecha en señal de que entrara y me ubicará en los muebles ubicados frente a la puerta.
–Y… –titubeé – ¿Tu mamá?
Del miedo no tuve tiempo de contestarle el saludo. La madre aun no llegaba, trabajaba en dos empresas entre semana para poder mantener el hogar aunado a ello madre soltera, la combinación perfecta. Entre y me deje caer como un bulto sobre el sofá de la sala.
Cuando hubo llegado la madre di un respingo y me levante e hice como un pino de boliche que es medio golpeado y se bambolea en señal de caerse aunque no termina de hacerlo.
–Así que tú eres el famoso Arlequín –afirmó con voz autoritaria y amenazadora.
–Sí… –Trague saliva con dificultad.
         –Dígame que intenciones tiene usted con mi hija –soltó sin el menor aspavientos.
         –La, la amo... –respondí.
         Al poco tiempo salieron a relucir nuestras metas. En principio tener una casa. Tenía claro que para tener un hogar había que trabajar y pensar en la universidad porque aunque tenía doce años de mi vida estudiando no eran suficientes para un futuro puesto de trabajo.
Resulta que para trabajarle al gobierno es por contactos o palancas o como se dice “ser amigo de…” pero esos trabajos no iban a depender de lo que sabía ya que los cargos son evaluados por alguien que por regla general no tiene ni idea de lo que debe evaluar.
Mis necesidades familiares básicas fueron en aumento con el pasar de los días. ¡Ah, pero ella…! mi preciosa, mi dulce amor, mi tan preciado tesoro.
En la cena de nuestras vidas.
–¿Vivamos juntos al terminar los estudios?
–¿Qué?
–Si… ¿Qué dices?
Nuestro noviazgo inocente adopto formas nuevas como de seguro les pasa a muchos. Argumente con cualquier tontería pero entendía claramente que se me estaba preguntando, esa frase es el génesis de todo compromiso, retumbo cual martillo golpeando mi cabeza. Ahora estaba seguro del compromiso que me esperaba.
         Con seguridad apremiante y mirada imponente continúo.

–Siempre te tomas todo a la ligera –su tono de voz seductor inmediatamente hizo un gesto con el dedo índice de lado a lado en señal de no, no, no…–, pero yo voy a estar a tu lado para que hagas lo que debes hacer, para ayudarte. Tienes talento vida, pero eres ingenuo salvo si yo estoy a tu lado, deja que me ocupe de los detalles y tú prepárate para algo más grande.

3 comentarios:

  1. Se te olvidó mencionar a "FRESITA"....

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  2. Comienzo la lectura de tu blog, a la expectativa de encontrar nuevas e interesantes historias que como buena lectura me llevaran a imaginar con exactitud el momento. lograste captar mi atención.

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