jueves, 28 de agosto de 2014

2 Desde mi nacimiento

    Hace ya tiempo que llegue a este mundo, vengo del mismo lugar que todos, yo, “Arlequín Croes” (pronto me conocerán en sumo detalle), tengo un curioso nombre pues es el que la vida me depara, como ustedes ya saben difícilmente nuestros padres nos preguntan cómo queremos llamarnos, y si lo hicieran, creo, no le responderíamos, pero en fin. Se dice que “nada es gratis en la vida”, pero debo decirles que esa expresión coloquial es absolutamente materialista, con el tiempo he aprendido que nuestros conceptos se ven diezmados en la profundidad del mar de los conocimientos de la historia.
    Era el año de 1985, Venezuela, presidente actual Jaime Lusinchi, el día veintiséis de Enero llegada del papa Juan Pablo II. El primero de Febrero decretan aumento del salario a unos 1.500 Bs. El seis de Marzo localizan sembradío de coca en la Sierra de Perijá, posteriormente el veintiocho de mayo un avión Convair CV-580 de Avensa se estrella al momento del despegue solo dos mueren de quince pasajeros. Veintiuno de Junio se fija un impuesto a las bebidas alcohólicas por cuarenta céntimos en el litro de la cerveza. El mes de Julio se corre el rumor de que los restos de Antonio Guzmán Blanco iban a ser depositados en una fosa común.
    El día veintitrés de julio, se esperaba que lloviera, pero no lo hizo, la razón, el tiempo cambia repentinamente en el trópico.
    Llegada la hora de mi nacimiento pocas personas lo esperaban con ansias en comparación con mi madre, escasamente mis familiares estaban al tanto. Al igual que cualquier otra familia lo máximo que desean sus padres es que el bebé llegue sano, bueno es el mayor deseo de los genuinos padres.
–Doctor dígame que mi hijo está bien.
    Esa es la frase de una madre al dar a luz.
–Es un bebé sano ­–dijo el doctor– no se preocupe.
    Eso es lo que toda madre espera oír.
    
    Mi madre humilde y soñadora, su mayor virtud la honestidad, con un carácter severo. Busco por todos los medios en los años próximos garantizar mi seguridad, creció en un pueblo de escasos recursos, sus oportunidades de estudio eran limitadas, adquirió a muy temprana edad responsabilidades en el hogar, mi abuela a los ocho años de mi madre le encomendó la tarea de velar por mi abuelo y tíos, pues ella padecía una enfermedad incurable que le arrebataría la vida.
    Producto de las necesidades económicas mi madre emprendió el viaje en busca de oportunidades de empleo, tuvo el valor de dar a luz a su segundo hijo sola, en una ciudad que no conocía, se enfrento a los embates que ésta le ofrecía, adopto la forma más valiente de salir adelante. Así fue como vi el amanecer de este mundo desde Caracas la Capital de mi país, en un hospital que al poco tiempo de mi llegada se quemaría (tengo entendido que por falta de mantenimiento) llevaba por nombre Dr. Jesús Gerene.
    El empleo resulto peor en la ciudad, el campesino en el pueblo no gana ni el alimento. Al poco tiempo fui traslado a la tierra que me vería crecer. Mi madre  oriunda de Mérida, se entrego en cuerpo y alma para garantizar mi educación, en esa maravillosa ciudad que nos recibió con los brazos abiertos.
    Los andes me brindaría cobijo y forjarían mi destino. Tuve una juventud premiada por aquellos paisajes, yo un moreno de cara fina y alargada, ojos de forma almendrada color negro intenso, labios finos de nariz grande y recta, como todo niño disfrute de mis amistades al máximo, mi gusto por los estudio fue evidente, al poco tiempo de empezar mi formación académica empecé a tener conciencia de los hechos que me rodeaban, mi curiosidad iba en aumento con el paso de los años, para mí todo tenía y tiene una razón de ser, poco entendía de lógica y métodos Socráticos pero el sentido común eso si que siempre estuvo presente en mis acciones, aprendí de la manera más funcional “con el ejemplo”.
    Aprendí la honestidad, en principio no fue fácil pues si se hacía algo malo no te preguntaban ¿por qué lo hiciste?, simplemente se asumía.
–Sabes que no debes hacer eso. –repetía mi madre hasta el cansancio.
    Lo que es bueno o malo, nunca tuve un debate sobre tal tema.
    Es tan fácil cuando vives en una familia humilde y decente los conceptos tienen sentido a tal punto que nunca te cuestionas con preguntas como ¿por qué no hacer daño a otro?
    Luego con el tiempo aprendí nuevos términos, en especial sobre la maldad en la sociedad que resulta ser un tanto retorcida, me enfrento a dilemas virtuosos, gracias a Dios por aquellas fechas adoptamos la costumbre de rezar en familia, me di cuenta que la oración ayuda al alma en la desdicha de nuestras vidas, sin embargo se requiere preparación constante porque la maldad adopta miles de formas, y, no nos damos cuenta de ello hasta ser muy tarde.
    Las amistades, parte fundamental de mi formación. Ellos comenzaron a sacar brillo a mis creencias, a pulir mis ideas, cada uno de nosotros vivíamos en hogares diferentes.
    El amor en mi circulo eso nunca falto, siendo yo un niño terrible y a veces grosero.
    En adelante todo lo que me rodearía a fin de definir mi existencia sería: a ojos de unos un impertinente y a ojos de otros un elocuente, creo de esto trata la vida, me di cuenta que en lo sucesivo mi vida gira en torno a los demás, somos seres sociales que dependemos de otros para formar nuestras vidas. 

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